lunes, 16 de marzo de 2020

Espectáculo biológico, contemplación histérica

"Toda la vida en las sociedades donde rigen las condiciones modernas de 
producción se manifiesta como una inmensa acumulación de espectáculos. 
Todo lo que antes se vivía directamente, se aleja ahora en una representación."

"Los jóvenes de todo el mundo han sido autorizados a 
elegir entre el amor y una unidad recogida de basuras. 
En todo el mundo han elegido la unidad recogida de basuras."

"El aburrimiento es siempre contra-revolucionario. Siempre."

Guy Debord, La Sociedad del Espectáculo

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Es 15 de marzo y en España llevamos dos días de cuarentena por una amenaza biológica fruto de un virus bautizado como “COVID-19”, cuyas primeras víctimas aparecieron hace alrededor de un mes en China. Hasta hace aproximadamente una semana, nadie era consciente de la amenaza en la que nos vemos inmersos en la actualidad, se trataba al virus anteriormente mencionado como algo a parte de nuestra vida cotidiana occidental, como algo que nuestra avanzadísima civilización sería capaz de sobrellevar únicamente bebiendo mucha agua.

Sin embargo, todo ha ocurrido de manera muy acelerada, un cambio social se ha producido en muy pocos días hasta llegar al estado de cuarentena en el que nos encontramos y, obviamente, tendrá que ser estudiado para poder llegar a conocer un poco mejor cómo funciona aquello que llamamos “sociedad”, así como la organización de la vida cotidiana de los individuos formantes.

Pues bien, esquemáticamente, en el caso de España, se podrá decir sobre la situación que en un primer momento, hace no más de una semana, el estado de bienestar no se veía afectado, nuestra vida circulaba con normalidad mientras veíamos a personas en China y otros países relativamente lejanos amenazadas por una enfermedad sin tener actualmente ninguna cura efectiva más que el reposo y la experimentación, llegando a provocar la muerte en personas vulnerables. A bote pronto, sin ser muy perspicaz, se puede observar la terrible dicotomía social que implica que, por una parte, estamos en la época de los viajes intercontinentales en muy poco tiempo, en la era de la comunicación instantánea pero sin embargo, no somos capaces ni de sentir el más mínimo afecto ni conexión con ninguna persona que no afecte directamente a nuestra vida de consumidor contemplativo, es decir, no tomaremos medidas a menos que nuestro, hablando en términos freudianos, narcisismo mercantil se vea amenazado.

 Con esto se puede sacar una pequeña prueba de que vivimos sumergidos en un mundo hecho a nuestra propia medida, en el que nos vemos reflejados en mercancías que consumimos, realizando una enajenación de identidad a nuestra ropa, nuestro ordenador de última generación... y todos estos objetos guardan en común que son mercancías, tratadas de una manera totalmente cuantitativa y que, sin darnos cuenta, nos llevan a cuantificar toda nuestra vida, como si nuestra grandeza como personas se resumiese a una operación algebraica en relación con el valor de los productos que nos pertenecen. En resumidas cuentas, esto provoca una total deshumanización que provoca que nuestras relaciones sociales se vean contaminadas por el concepto de valor y que, como consecuencia, se tenga una visión de la sociedad totalmente basada en un egocentrismo consumista, por el cual todo lo demás (salvo algunas relaciones de no valor que se resisten a formar parte de la lógica del valor, como sería una amistad verdadera o el amor) está hecho con el fin de satisfacernos como meras mercancías.

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Avancemos, entremos en el jueves y viernes, 12 y 13 de marzo respectivamente, donde la histeria colectiva empieza a surgir fruto, por una parte, del sensacionalismo causado por los medios, que pensaban que daba igual acojonar a la gente, total, esto solo afectaba a aquellos infraseres que llamamos chinos de manera despectiva, y por otra parte, de que repentinamente el virus había empezado a instalarse en países que vemos como iguales, que no eran infraseres como esos asiáticos. La gente empezaba a tener miedo, razonablemente, por si algún familiar vulnerable o ellos mismos caían enfermos, además, se rumoreaba algo sobre un posible estado de cuarentena y las compras de comida y bienes de primera necesidad se disparaban exaberzadamente fruto de la histeria ante dicho estado de cuarentena.

Se comienza a ver como nuestro sistema no es tan sólido como creemos, que se puede ir al traste con cualquier amenaza y que, ante una situación que pueda romper nuestro “preciado” sistema, la gente es totalmente manipulable, pudiendo hacer uso del miedo para parametrizarlo en función de unos determinados intereses completamente inconscientes para la masa social.

Psicológicamente esta situación para la gente es insostenible, así que se empieza a desear el estado de cuarentena de una vez, ya que esta es la única medida viable, aunque para ello haya que realizar una catexis de deseo exageradamente enorme hacia los aparatos estatales, recreando algo parecido a lo descrito por Orwell en su libro “1984”, con policías y, en los próximos días, militares por la calle que no dudarán en aplastar a todo aquel que no siga la normalidad establecida en esta cuarentena. De una manera totalmente razonable los objetivos pasan a centrarse en la contención de la enfermedad a favor de la salud pública, que, aunque, como ya se ha dicho antes, estas medidas se tomaron inconscientemente de manera forzosa porque amenazaba nuestro narcisismo, hay que destacar que es una buena decisión.

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Una vez entrados en cuarentena, aunque toda nuestra vida cotidiana dé un vuelco, poco a poco se va normalizando por mejorar la salud pública, sin embargo, hay cosas que comienzan a justificarse con la expresión: “es por el coronavirus” que pueden ser muy peligrosas por la manera de actuar inconsciente que impera en la sociedad. Se han visto así numerosas noticias de ERTES realizados justificándose con ese argumento con un buen resultado, ya que es la primera vez que no hay ni siquiera ninguna protesta, además, al mismo tiempo se ve como se desploman las bolsas mundiales drásticamente, siendo el "coronavirus" la recurrente excusa cuando existen distintas razones, como es la guerra de precios del petróleo entre Rusia y Arabia Saudí. A este sistema en ruinas, quizás esta pandemia haya sido de lo más beneficiosa.

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Movimiento del precio del WTI (West Texas Intermediate, corriente de crudo producido en Texas) a partir de 2019, con los cambios del lunes negro resaltados en rojo.

Ahora, si se echa un vistazo a las palabras de JP Morgan sobre la inminente crisis que este año tendrá lugar su explosión, se puede decir con bastante seguridad que este argumento se usará una vez más para poder tapar la inestabilidad del sistema del valor mercantil (el buen ciudadano, ante la nueva crisis por venir, será aquel que esté en casita, sin hacer mucho ruido, sin organizarse, sin pensar ni analizar demasiado), constantemente en crisis debido a lo que se denomina la Ley Tendencial de la Tasa de Ganancia (la crisis ha sido en este caso desencadenada en parte por las consecuencias del virus, sí, pero si no fuese por el virus, se hubiese desencadenado con cualquier otro factor). Esto hará que la gran masa de población siga en su burbuja narcisista, podrán autoengañarse y vivir cómodamente en su engaño: pueden seguir con sus vidas, no es culpa del sistema que han normalizado, es de un virus que nos colapsó y rompió la normalidad del sistema... y las demás crisis… supongo que también fueron así… aunque ya no me acuerdo, ha pasado mucho tiempo desde el 2008.

Por último, solo imaginémonos que en otro momento de nuestra historia una amenaza es generada de manera totalmente falsa, no sería tan descabellado si echamos un vistazo hacia los secretos militares de estado de cualquier país y las constantes amenazas de potenciales "enemigos" a EEUU. Imaginémonos que la amenaza es tratada de la misma forma que este virus, pero con la diferencia de que todo estará preparado para desarmar psicológicamente a la sociedad, es decir, una especie de "Show de Truman" diseñado para salvaguardar el sistema social y económico reinante, haciendo que la población se enajene de toda su independencia, organización y fuerza de voluntad con el fin de salir de esa histeria artificialmente inducida, deseando hasta el régimen fascista más terrible y más militarizado imponiendo una terrible normalidad que prometa volver a la calma, aun a sabiendas de que ese régimen será en un futuro la deshumanización más visceral jamás vivida. 

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Este estado no se encuentra tan lejos, solo basta ver la forma contemplativa con la que la sociedad actúa inconscientemente hacia cualquier aspecto, ya sea consumir en su tiempo libre, que no es más que otro estadio del trabajo como consumidor, ya sea la actitud de los trabajadores en una alienación productiva constante, corriendo como locos detrás de esos billetitos o numeritos bancarios que nos dicen que tienen eso que llamamos "valor" o, la forma en la que contemplamos lo que llamamos "política" desde el televisor, con el mismo interés con el que vemos la película pastelosa de los domigos en Antena 3. Somos totalmente dependientes del consumo, y no nos damos cuenta desde nuestra poltrona narcisista que, a medida que el sistema se resquebraja y las noticias sobre caídas en bolsa, despidos y protestas brotan por aparente arte de magia, aumenta mucho más la presión policial, ya que en un estado roto, lo único que se mantiene es eso mismo, la "seguridad", la enajenación de la independencia en favor de la "calma". Si al final con Paco, no se vivía mal, te podían romper una costilla, detener o incluso matar por asistir al primero de mayo, pero había calma... o eso me ha dicho aquella anciana que tenía a mi madre trabajando irregularmente... pero bueno, quizás no tiene nada que ver.


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